Javier Gil Pejenaute, enólogo con más de veinte años de experiencia en Rioja, decidió en 2018 volver a su tierra para poner en marcha un proyecto muy personal en Tabuenca, en plena D.O. Campo de Borja. Sus viñedos, situados entre 700 y 800 metros de altitud, están plantados en vaso y cuentan con una joya cada vez más escasa: viejas cepas de garnacha cultivadas de forma sostenible.

Con unas 7 hectáreas propias, Javier selecciona y recupera parcelas con personalidad, elaborando vinos honestos y expresivos que reflejan la esencia del territorio. La mayor parte de la producción se centra en pequeñas vinificaciones con levaduras autóctonas, fermentaciones en barricas, huevos de gres y crianza en cuevas naturales.

Entre sus vinos destacan Tabuca, un vino de “villa” que muestra el carácter vibrante de Tabuenca, y sus elaboraciones de parcela como Las Paradas o Pilar del Cerro, auténticas interpretaciones del paisaje que los ve nacer.